Les spectaculaires, de María María Acha-Kutscher (Ediciones Asimétricas) | por Francisca Pageo
La mujer ha sido representada durante toda la historia del arte como una musa, una diosa, una ninfa o sirena; algo que evoca belleza y que nos hace sentir complacientes con nosotros mismos. Sin embargo, hay que destacar cómo de vez en cuando algunos artistas se atreven a ir más allá y nos hacen ver a la mujer como es, sin añadirle atributos que consideramos ideales. Y es con María María Acha-Kutscher como podemos ver a la mujer así, sin complacencias ni evocaciones de la belleza que se considera ha de tener la mujer.
María María Acha-Kutscher se considera feminista y es en este libro, Les spectaculaires, sacado de su proyecto Womankind y realizado gracias a una beca de creación artística del MUSAC (Museo de arte contemporáneo de Castilla y León) en 2011, que podemos apreciar una cierta perspectiva de la historia de la mujer. Gran parte del trabajo de la autora procede de fotografías de archivo, haciendo así montajes que también se entrelazan con fotografías propias. Las imágenes parecen reales, pero no, no lo son.
Hay un gran componente sacado del imaginario colectivo en el trabajo de la autora, que se adentra en la inconsciencia, en lo surreal y también radical, para dar cabida a unos collages evocadores y fuertemente pertinentes. Las historias halladas aquí son colectivas e individuales, ya que cada imagen nos proporciona una amplitud nueva ante nuestra mirada y nuestras ideas. Así, estamos ante unos fotomontajes en base a una ficción que ella ha catalogado como una especie de mujeres circenses, que han dado su vida a su condición física anormal, pero que han sabido ir más allá, aumentando así sus conocimientos e inteligencia hacia el mundo y por el mundo. Todo es ficción, pero podría ser perfectamente real.
La estética del proyecto nos sumerge en un mundo crudo, pero también elegante y formal. Los blancos y negros se ven reforzados debido a la inteligencia con la que la autora procede a hacer los fotomontajes, en los cuales, a pesar de lo irreal –¿o deberíamos llamarlo todo lo contrario?–, ha utilizado pocas intervenciones. Sus collages evocan el pasado, nos llevan a otros mundos lejanos que, sin embargo, podemos encontrar en este.
Hay una clara influencia biográfica en la obra de María María Acha-Kutscher que se ve afianzada por una estética fuerte, en la que la autora enfatiza el poder de la mujer, su ser en el mundo, su voluntad. Algo que deberíamos mostrar más a menudo en el arte y en la creación, así como en la vida y en el día a día. Crear debería ser un trabajo de introspección en el que nosotros, los espectadores, mirásemos más allá de lo representativo, de lo que se nos propone. Y la autora lo hace. Ella logra que nos preguntemos por qué consideramos anormales a personas y personajes cuya condición física se ve afectada por lo social y habitualmente correcto, descubriéndonoslas como seres especiales, que no son de este mundo, pero que están aquí, conviviendo y viviendo con nosotros, con las mismas pasiones, esperanzas y emociones.
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